El origen de este efecto se basa en el hecho de que todas las pinturas contienen en su formulación, además de resinas, pigmentos y disolvente o agua, aditivos que son fundamentales en la consecución de sus propiedades finales.
Al ponerse la pintura en contacto con el agua (lluvia, humedad relativa alta…) se produce una disolución o solubilización de estos aditivos que pasan a la superficie. Si sigue lloviendo regularmente, la propia lluvia lo limpia. Si no es así, cuando el agua se evapora, quedan en la superficie.
Algunas de las medidas que pueden ayudarnos a evitar o minimizar la aparición del efecto caracol son:
- Evitar la aplicación de productos de alta calidad en colores muy intensos cuando hay riesgo de lluvia (el efecto se nota más en colores intensos que en colores claros).
Finalmente, para reparar el efecto caracol debemos saber que las lluvias sucesivas disminuyen y eliminan paulatinamente este efecto. De forma inmediata, conseguiremos que desaparezca mediante lavado de agua abundante sobre la superficie.