Cómo elegir el mejor tratamiento para renovar y mantener una fachada

28 junio 2017
Soluciones

El paso del tiempo, el efecto de los rayos UV, la exposición a la lluvia, la contaminación y los agentes atmosféricos son los principales causantes del deterioro de la superficie de las fachadas. Son factores inevitables, pero sus efectos se pueden mermar y retrasar si la elección de la pintura exterior se realiza de manera consciente.

Darle la importancia que se merece a este análisis previo, podría evitar que las meras imperfecciones sutiles de una fachada, deriven en daños prematuros y humedades severas. Y es que la pintura es un elemento constructivo más, por lo que su elección requiere ir más allá de su aporte estético y sumergirse en sus características más técnicas.

 

Tipos de revestimientos de fachada

La resina es el componente que más influye en las principales características de un revestimiento de fachadas como son su durabilidad, elasticidad, permeabilidad al vapor de agua, impermeabilidad al agua de lluvia, protección y realce del color, etc. Por ello, en primer lugar, es importante tener en cuenta los distintos tipos de revestimientos del mercado y valorar que sus características y propiedades sean las más adecuadas para cada tipo de fachada:

  • Revestimientos Acrílicos: Destacan por la sencillez de su aplicación. Poseen una elevada impermeabilidad y una transpirabilidad moderada, ambas cualidades determinadas en gran medida por la calidad y cantidad de la resina que incorporen. Son los revestimientos más frecuentemente utilizados.
  • Revestimientos al Siloxano: Están indicadas especialmente para aquellas fachadas que requieran un equilibrio perfecto entre impermeabilidad al agua de lluvia y permeabilidad al vapor de agua. Las resinas siloxánicas aportan además al revestimiento alta resistencia a la adherencia de las partículas responsables de la suciedad en las fachadas: polvo, polución ambiental, moho, etc. manteniendo limpias las superficies sobre las que son aplicadas durante más tiempo.
  • Revestimientos al Pliolite: Gracias a su elevada adherencia, este tipo de revestimientos son idóneos para ser aplicados sobre fachadas que presenten problemas de caleo o disgregación, e incluso, que contengan cierto grado de humedad en su interior. Además, podemos encontrar este tipo de resinas en productos tanto en base agua o como en base disolvente. Los segundos, tienen además la particularidad de poder aplicarse en climas fríos, a temperaturas inferiores a los 5ºC.
  • Revestimientos al Silicato: Destacan por la elevadísima transpirabilidad que le aportan a soportes exclusivamente minerales: enlucidos de cemento y/o cal, superficies de hormigón, piedra natural. Gracias a la estrecha petrificación que logra con estos materiales, es el revestimiento ideal para la rehabilitación de fachadas históricas o protegidas. Su aplicación es compleja y requiere de profesionales cualificados con experiencia   en este tipo de productos.

 

“No existe el revestimiento ideal, sino el más adecuado para cada soporte”.

 

Análisis de la fachada

Una vez se analizados los distintos tipos de pintura, es necesario analizar la propia fachada para escoger el que más se adapte a sus necesidades. Para ello, se deberán tener en cuenta los siguientes factores:

  1. Naturaleza de sus materiales: Podemos encontrar fachadas de múltiples materiales: piedra natural, enfoscados de cemento, cal, monocapa, etc, ladrillo cerámico, hormigón armado, aplacados de piedra, etc. Encontrar el tipo de revestimiento más adecuado para cada uno de ellos será clave para que el resto del proceso se culmine con éxito.
  2. El estado del revestimiento anterior: Es fundamental valorar la base de la que partimos. Es posible que las fachadas de edificios construidos más recientemente, únicamente requieran de una limpieza previa como único trabajo preparación. Sin embargo, las fachadas más antiguas nos exigirán en la mayoría de los casos, eliminar restos de pinturas anteriores, reparar fisuras, grietas y humedades, así como regular su absorción con una buena imprimación del soporte antes de acometer los trabajos de pintado. Otras patologías que pueden estar presentes en este tipo de fachadas son la carbonatación, eflorescencias, decoloraciones, desconchados, etc. que requerirán de un trabajo previo de reparación imprescindible.
  3. El clima de la zona geográfica: Las áreas frías y con mayor índice de precipitaciones requerirán mayor grado de impermeabilidad, elasticidad y transpirabilidad del producto que apliquemos. Por otro lado, en las zonas más cálidas primará la buena selección cromática y la resistencia al envejecimiento del color elegido. Los colores oscuros absorberán mayor cantidad de radiación solar y se calentarán más que los colores más claros. Esta cualidad estará determinada por el valor de su TSR o tasa de reflectancia solar, una escala que se mide en valores de 0 a 100, siendo el 0 el valor del color que más calor absorberá (negro) y el 100 el valor del color más reflectivo, que se calentará menos (blanco).
  4. Superficie a pintar: En este sentido, el rendimiento de la pintura indica cuántos metros cuadrados podemos cubrir la pintura por litro. Conociendo la superficie de la fachada a pintar y el rendimiento del producto sabremos con casi total exactitud la cantidad de pintura que vamos a necesitar. Para que este cálculo sea fiable, deberemos asegurarnos de imprimar previamente toda la superficie a pintar con el producto más adecuado, para que toda la superficie absorba la misma cantidad de pintura.

 

La elección del color es un aspecto muy importante y debemos asegurarnos de que los productos elegidos estén coloreados exclusivamente con pigmentos inorgánicos, ya que éstos son los únicos que son realmente resistentes a la luz solar.

Los colores despiertan nuestros sentimientos: mientras que las fachadas pintadas en tonos claros aportan ligereza y amplitud, las que están revestidas en tonos oscuros aportan mayor sensación de robustez y seriedad. No obstante, cualquiera de estas combinaciones puede ser interesante o necesaria cuando tratamos de fusionar nuestro edificio con su entorno. Generalmente los tonos suaves y neutros resisten mejor el paso del tiempo que los colores más oscuros. No obstante, la elección de productos de alta calidad nos posibilita la elección de cualquier gama de colores, por sus propiedades protectoras y de realce del color.

En definitiva, son muchos los detalles a tener en cuenta antes de disponerse a pintar una fachada y en Pinturas Montó te garantizamos que el conceder un tiempo a la reflexión para escoger el revestimiento de fachadas más adecuado a cada proyecto, hará que el trabajo de rehabilitación sea eficaz y duradero y mantendrá el estado y la resistencia de esa fachada a los agentes meteorológicos y la intemperie, por mucho más tiempo.